lunes, 16 de junio de 2014

Día del Padre.

Me voy despertando. "Que rico sueño" pense. Muevo mis piernas y siento algo extraño en mi entrepierna, toco mi entrepierna y siento algo extraño como si tuviera un... Un pañal?. Me siento, para ver mejor y veo que no estoy en mi cuarto, estoy en el cuarto de mi hijo. Veo su decoración las paredes azules y blancas, con sticker de animales; peluches en el piso encima de una alfombra de Winnie the Pooh. Al pararme me siento muy pequeño, bajo mi vista y veo que llevo un mameluco azul cielo con nubes en el. Es el mismo que le puse, a mi hijo, antes de mandarlo a dormir. Todo es ahora muy grande, tuve que brincar de la cama porque mis pies no alcanzaban el piso, los peluches ahora son perfectos a mi tamaño y mas uno de Winnie Pooh que, antes era pequeño para mi y, ahora es de mi tamaño.
 Me dirijo a la puerta, me siento muy torpe al caminar como si apenas estuviera aprendiendo a andar, y la intente abrir pero, la chapa esta muy arriba y por más que intente brincar no alcanzaba. Veo un banquillo y lo arrastro, lo coloco enfrente de la puerta y me subo en el. Pude abrir la puerta, lo primero que hice al salir del cuarto fue dirigirme al baño. Al llegar al baño, apenas entrando esta un espejo de cuerpo completo que llega hasta el piso, me veo en el pero no soy yo el que se refleja,si no, es mi hijo. Muevo mi brazo derecho y él también, mi pierna izquierda, él también, hago gestos, él también. "No puedo creer que estoy en el cuerpo de mi hijo de 3 años". Empiezo a gritar. Inmediatamente llego yo, bueno mi cuerpo. Esta parado en el arco de la puerta y sólo lleva puesto un short negro. Sonríe.

–Te gusta tu regalo, papá?–Dice mi cuerpo. Con una gran sonrisa en su rostro
–Qué, tu hiciste esto?.–Le pregunto con mi voz de niñito.
–Si.
–Pero esto no me gusta, pap...–Qué?
–Por qué no lo dices completo, Hijo. Ahora yo soy tu padre.
–No! Esto no puede ser, cámbianos ahora.
–No.
–Pero... Tu no sabes de mi vida.–Ay, no! Tengo que hacer del baño.–Espera, tengo que...–No lo pude   contener. Hice popo y pipi. Que bueno que llevo pañal.
Papá, se tapa la nariz y dice:–Alguien no aguanto.
–Pero cómo es que no me pude aguantar.
–Porque sólo tienes tres años, hijo, y no sabes ir tu solo. Es hora de cambiarte el pañal.
–Qué? No, tu no puedes.
Se acerca a mi y me agarra por mis axilas. Me levanta y me sienta en su brazo, como yo hacia con él.
–Papá... Esto es muy vergonzoso.–La palabra papá sale sola de mi boca, como si fuera normal.
–Porque, soy tu padre y ahora yo tengo que cambiarte.
Me lleva en su brazo izquierdo hasta mi cuarto, me acuesta en el "Changing Station".
–Cómo hiciste esto, papi.–Odio la forma en la que estoy empezando a dirijirme hacia él, tan natural.
–Recuerdas que el sabado llegaste tarde por mi a la guarderia?.
–Si.
–Pues ese día encontré un peluche y lo agarre, tenia letras y como no sabia leer, le pregunte a la maestra Moni qué decía, lo leyo "Pide tu deseo", y me lo devolvió. 
«Pedí que tu volvieras a ser un niño y yo un adulto para cuidarte, y ese fuera tu regalo del día del padre». 
Esta enfrente de la pañalera buscando el pañal. Se voltea y trae en la mano un pañal y las toallas húmedas.
–Sabes cómo hacerlo?–Le pregunte.
–Si, ahora tengo tus recuerdos.
Se pone enfrente de mi, comienza a desabotanar el mameluco y me lo quita. Me quedo en una camiseta de bebe, que se abotona en la parte del pañal. También lo desabotona y sube las solapas. Comienza a despegar los brazos del pañal y lo abre.
–Uff! A alguien no le cayo bien la papilla de anoche.
–Jajaja, ahora vez que si da asco.
–No me importa, si tengo que cuidar de ti, así estoy bien.
Despues de limpiarme, fue muy incomodo por cierto, me puso de nuevo el mameluco. Me cargo otra vez, me bajo a la cocina y me sento en la silla especial de bebé.
–Odio que me trates como un bebe.
–Pero si lo eres. Eres mi hijo.
–Quiero bibi, digo biberón. Por qué estoy hablando como bebé.– Nuevos recuerdos vienen y otros se van. Ya no se manejar, ir al baño solo, cocinar, escribir, leer, etc. Todas las cosas que los adultos hacen.–Papi, por qué ya no recuerdo nada.
–Guao, no creí que te haria olvidar.
–De qué hablas, papi?
–De nada hijo, te estoy preparando tu bibi.
–Esta bien. Me puedes llevar a ver mis caricaturas.
Papi, se acerca a mi, me desabrocha el cinturon y me carga. Me deja en el sofa, prende la tele y le cambia Disney Junior. Me paro por el dibujo que, tengo en mi mochila de Winnie the Pooh, se lo hice para darselo hoy. En el dibujo estoy yo y él, juntos en el parque, jugando futbol. Regreso al sofa.
–Papi?
–Si, hijo?
–Ven. 
Papi, llega, trae el biberon en la mano.
–Ten.– Le entrego el dibujó.–Feliz día, papi.
Lo agarra y me pasa el biberon, me lo empiezo a tomar.
–Que bonito, hijo. 
Me paro en el sofa, extiendo mis brazos para que me cargue. Me levanta y me sienta en sus brazos, le doy una abrazó.
–Te quiero mucho, papi.
–Y yo a ti, hijo.


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